Jutba pronunciada en la Husainiya Imam Rida (P) de Sevilla, el 22 de diciembre de 2017
1ª Parte: La enfermedad del takfirismo
لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ الْعَظيمُ الْحَليمُ لا اِلـهَ اِلاَّ اللهُ رَبُّ الْعَرْشِ الْكَريمُ اَلْحَمْدُ للهِ رَبِّ الْعالَمينَ
la ilaha illal lahu al‘athimul halimu la ilaha illal lahu rabbul ‘arshil karimul hamdu lillahi rabbil ‘alamin
No hay divinidad sino Allah, el Infinito, Prudentísimo. No hay divinidad sino Allah, Señor del Trono Glorioso. Alabado sea Allah, Señor de los universos.
اَلْحَمْدُ للهِ الاَوَّلِ قَبْلَ الاِنْشاءِ وَالاِحْياء وَالاْخِرِ بَعْدَ فَناءِ الأشْياء
alhamdu lillahil auuali qabla l'insha'i ual ihia'i ual 'ajiri ba'da fana'il ashia'i
Alabado sea Allah, el Primero anterior a la creación del universo y los seres vivos y el Último luego de la desaparición de todas las cosas.
اَلْحَمْدُ للهِ الَّذى لَمْ يُشْهِدْ اَحَداً حينَ فَطَرَ السَّمواتِ وَالاَرْضَ
alhamdul lil lahil ladhi lam iushhid ahadan hina fataras samauati ual arda
Alabado sea Allah, aquel que no tuvo testigos cuando creó los cielos y la tierra
وَلاَاتَّخَذَ مُعيناً حينَ بَرَأ النَّسَماتِ
ua lat tajadha mu'inan hina bara'an nasamati
y no necesitó ayudante cuando creó los seres.
للّـهُمَّ صَلِّ عَلَى مُحَمَّـدٍ وَآلِ مُحَمَّـد
allahumma salli 'ala muhammadin ua ali muhammadin
Allahumma Bendice a Muhammad y a la Familia de Muhammad
وَصَلَّى اللهُ عَلَى رَسُولِهِ، والأَئِمَّةِ الْمَيامِينَ مِنْ آلِهِ
ua sallallahu 'ala rasulihi ual a'immatil maiamina min alihi
y que Allah Bendiga a Su Mensajero y a los santos Imames de su Familia,
وَسَلَّمَ تَسْـلِيمًا كَثِيـرًا
ua sallama tasliman kaziran
y les otorgue abundante Paz.
صَلَّى اللّهُ عَلَيْهِمْ أَجْمَعِينَ، وَلَعَنَ اللّهُ أَعْداءَ اللّهِ ظالِمِيهِمْ مِنَ الاَ وَّلِينَ وَالاَخِرِينَ
sallal lahu 'alaihim ayma'ina ua la'anal lahu a'da'al lahi thalimihim minal auualina ual ajirina
Allah os bendiga a todos y maldiga a vuestros enemigos, los opresores, desde el primero al último.
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AS SALAMU ‘ALAIKUM
Dice Allah (SWT) en la sura An-Nisa:
يَآ أَيُّهَا الَّذِينَ ءَامَنُوا إِذَا ضَرَبْتُمْ فِي سَبِيلِ اللَّهِ فَتَبَيَّنُوا وَلاَ تَقُولُوا لِمَنْ أَلْقَى إِلَيْكُمُ السَّلاَمَ لَسْتَ مُؤْمِناًً
ia aiuha allathina amanu itha darabtum fi sabili Allahi fatabaianu uala taqulu liman alqa ilaikumu alssalama lasta mu/minan
«¡Oh creyentes! Cuando marchéis a combatir en el sendero de Dios, indagad, y no digáis a quien os dirige el saludo “¡no eres creyente!”».
Corán 4:94
Insha Allah hoy hablaremos de una enfermedad que viene aquejando a la Ummah desde sus orígenes y que, con mayor o menor virulencia según las épocas, ha llegado hasta nosotros y se manifiesta en nuestros tiempos de una manera absolutamente triste, lamentable e incluso criminal. Me refiero a la enfermedad del takfirismo.
Ante todo hay que tener claro que el takfirismo no es una ideología, al contrario de lo que se piensa no existe una ideología takfiri. El takfirismo es una acción, la acción de declarar a un musulmán como no musulmán.
El takfir se usa para condenar a cualquier persona o grupo como apostata o hereje por seguir otra forma de pensamiento o rama del Islam. Si atendemos a las fuentes coránicas un musulmán no puede matar, tomar sus propiedades o declarar la guerra a otro musulmán, pero si se declara el takfir mediante una fatwa, el receptor de la condena dejará de ser considerado musulmán y por tanto la persona o grupo afectado dejará de estar protegido por la salvaguarda antes mencionada.
La función del takfir por parte de los grupos takfristas realmente no es otra que el permitir la persecución ideológica de los musulmanes a fin de purgarlos e intentar unificar por la fuerza a toda la Ummah en un pensamiento único.
Sin embargo nuestro querido Profeta Muhammad (PBd), expresó claramente que el musulmán no tiene derecho a juzgar de incrédulo arbitrariamente a otro musulmán ni imputarle idolatría, ni tan siquiera porque éste cometiera pecados. Dijo Rasulullah:
“No les juzguéis de incrédulos por algún pecado (que hayan cometido) ni afirméis su condición de idólatras”.
Los límites entre la fe y la incredulidad conforman uno de los apartados tópicos de la teología y doctrina islámica.
El sentido de “fe” en la terminología religiosa islámica se fundamenta en la creencia en la Unicidad de Allah (SWT), en el Más Allá y en el Mensaje del Sello de los Profetas, Muhammad Al-Mustafa (PBd).
El lugar de la fe de cada persona está en su interior, en su corazón. Sin embargo para que esta pueda ser reconocida socialmente es necesario que la persona la exprese públicamente de manera oral o por algún otro medio, o cuanto menos que no niegue su creencia en esos principios básicos.
Igualmente la incredulidad islámicamente hablando también tiene unos límites claros. Si la persona niega la unicidad del Creador, el Día de la Resurrección, el Mensaje del Profeta Muhammad (PBd), o niega alguna de las máximas categóricas del Din, cuya negación implique negar el Mensaje del Profeta (PBd) en forma evidente, esto hace que esa persona sea considerada como “incrédula”.
Cuando el Mensajero de Dios (PBd) le entregó el estandarte a Imam ‘Ali (P) antes de la conquista de las fortalezas de Jaibar, el Imam ‘Ali (P) le preguntó:
“¡Oh Mensajero de Dios! ¿En base a qué les combatiré?”.
El Profeta (PBd) respondió:
“Combáteles hasta que testimonien que no hay divinidad más que Dios y que Muhammad es el Mensajero de Dios. Si hicieron eso, entonces, te habrán vedado su sangre y posesiones a excepción de cuando ello sea con derecho, y su cómputo corresponderá a Dios”.
Le preguntó una persona al Imam As-Sadiq (P): “¿Qué es lo menos con lo que un siervo es creyente?”. Y dijo el Imam (P):
“Que testimonie que no hay divinidad más que Dios, que Muhammad es Su siervo y Mensajero, que reconozca la obediencia (a su Creador) y que conozca al Imam de su tiempo. Si hace ello será un creyente”.
Ahora bien, hemos de tener en cuenta que si la realidad de la fe de una persona se verifica por su creencia de corazón y la manifestación pública de la misma, esto no es suficiente para la salvación del ser humano, sino que la persona también debe aferrarse a las implicaciones y efectos prácticos de esa fe, y observar las diversas prescripciones divinas.
El mayor o menor grado de implicación de la persona con la práctica y observancia de estos preceptos de la fe, únicamente determinarán el nivel y grado que esta persona podrá alcanzar en su desarrollo espiritual, y aunque el más bajo de esos niveles es el aparejado a la mera manifestación de fe de la persona, ese nivel ya la sitúa entre los musulmanes.
Por tanto, ninguna de las tendencias del Islam actuará con justicia ni base religiosa al calificar de “incrédula” a otra por el simple hecho de discrepar con ella en algunas ramas de los preceptos religiosos, puesto que el criterio de “incredulidad”, como antes dijimos, es que la persona niegue alguno de los tres principios doctrinales, es decir la Unicidad de Dios, el Más Allá y el envío de los Profetas, o que niegue cualquier cosa que en la práctica represente la negación de algunos de esos tres principios.
En base a esto, los musulmanes deben resguardar su hermandad islámica en todos los niveles, y no deben permitir que las diferencias en asuntos secundarios a los tres principios fundamentales sean causa de discordia, o incluso lo que es peor, hagan que una tendencia juzgue de incrédula a otra.
Todas las tendencias islámicas en el mundo actual están de acuerdo en los tres principios fundamentales. Por ello, ningún grupo debe juzgar de incrédulo a otro a causa de las diferencias en algunos otros principios secundarios, o diferencias en aspectos de la práctica.
Hay que tener en cuenta que muchos de los principios o aspectos sobre los que se discrepa, en realidad forman parte de las cuestiones teológicas que fueron planteadas y sujetas a discusión entre los musulmanes con posterioridad a la época de la Revelación, y cada grupo tiene sus propios argumentos y pruebas al respecto.
Por ello no es lícito tomar las diferencias en estos asuntos como excusa para juzgar de incrédula a una tendencia o a otra, o para considerar corrupto a tal o cual grupo o persona, ni como causa para romper la unidad de los musulmanes.
Estas diferencias en asuntos secundarios existen, es una realidad. Siempre existieron desde los primeros tiempos y posiblemente existirán al menos hasta la reaparición de Imam Madi, que Allah (SWT) apresure su retorno, pero la mejor manera de afrontar esas diferencias no es la lucha entre los musulmanes ni las acusaciones de incredulidad de unos contra otros, sino la discusión académica sensata, lejos de fanatismos burdos y de posturas intransigentes y carentes de objetividad.
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UAL ‘ASR...
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2ª Parte: ¿Y sobre la liberación del Haramain, qué?
اَللّـهُمَّ اِنّي اَفْتَتِحُ الثَّناءَ بِحَمْدِكَ، وَاَنْتَ مُسَدِّدٌ لِلصَّوابِ بِمَّنِكَ، وَاَيْقَنْتُ اَنَّكَ اَنْتَ اَرْحَمُ الرّاحِمينَ في مَوْضِعِ الْعَفْوِ وَالرَّحْمَةِ، وَاَشَدُّ الْمُعاقِبينَ في مَوْضِعِ النَّكالِ وَالنَّقِمَةِ، وَاَعْظَمُ الْمُتَجَبِّرِينَ في مَوْضِعِ الْكِبْرياءِ وَالْعَظَمَةِ،
Allahumma ini aftatihu azzana’a bihamdika. Ua anta musaddidu lissauaabi bimmanika. Ua aiqantu Annaka anta arhamu al rahimin fi mauadhi’i al ‘afui ual rahmati. Ua ashaddu al mu’aquibin fi maudhi’i annakaali ua annaqimati. Ua a’thamu almutayabbirin fi mauadhi’i alkibria’i ua al’athamati.
¡Allahumma!, comienzo el elogio con Tu alabanza, pues eres Tú quien conduce infaliblemente y por Tu Gracia, hacia la verdad, y porque he llegado al convencimiento de que Tú eres el más Clemente de los clementes cuando se trata del Perdón y la Misericordia. El más firme de los que castigan, cuando se trata del Castigo y de la Venganza. Y el más Grande de los grandes, cuando se trata de la Gloria y la Majestad.
اَللّـهُمَّ صَلِّ عَلى مُحَمَّد عَبْدِكَ وَرَسُولِكَ، وَاَمينِكَ، وَصَفِيِّكَ، وَحَبيبِكَ، وَخِيَرَتِكَ مَنْ خَلْقِكَ، وَحافِظِسِرِّكَ، وَمُبَلِّغِ رِسالاتِكَ
Allahumma salli ‘ala muhammad ‘adika ua rasulika. Ua aminika. Ua safiika. Ua habibiika. Ua jiaratika min jalqika. Ua hafithisirrika. Ua muballigi risalatika.
¡Allahumma!, Bendice a Muhammad Tu siervo y Tu Profeta, Tu confidente, Tu elegido, Tu bien amado y la mejor de Tus criaturas, el guardián de Tu secreto, el que comunica Tus mensajes.
اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى عَليٍّ اَميرِ الْمُؤْمِنينَ، وَوَصِيِّ رَسُولِ رَبِّ الْعالَمينَ
Allahumma ua salli ‘ala ‘aliin amir al mu’minin. Ua uasii rasuli rabbi al ‘alamin.
¡Allahumma!, Bendice también a Tu servidor ‘Ali, ‘Amir al mu’minin, heredero del Mensajero del Señor de los Mundos.
وَصَلِّ عَلَى الصِّدّيقَةِ الطّاهِرَةِ فاطِمَةَ سَيِّدَةِ نِساءِ الْعالَمينَ
Ua salli ‘ala assiddiqati at tahirati fatima saiidati nisa’i al ‘alamin.
Bendice también a la Verídica y Pura Fatimat az Zahra, Señora de las mujeres del universo.
وَصَلِّ عَلى سِبْطَيِ الرَّحْمَةِ وَاِمامَيِ الْهُدى، الْحَسَنِ وَالْحُسَيْنِ سَيِّدَيْ شَبابِ اَهْلِ الْجَّنَةِ
Ua salli ‘ala sibtai alrrahmati ua imaamai alhuda. Al hasan ual husain saidai shabaabi ahlil yannati.
Bendice también a los dos niños de la Misericordia, los dos Imames del Camino Recto, Hasan y Husein, Señores de los jóvenes del Paraíso.
وَصَلِّ عَلى اَئِمَّةِ الْمُسْلِمينَ، عَلِيِّ بْنِ الْحُسَيْنِ، وَمُحَمَّدِ ابْنِ عَلِيٍّ، وَجَعْفَرِ بْنِ مُحَمَّد، وَمُوسَى بْنِ جَعْفَر، وَعَلِيِّ بْنِ مُوسى، وَمُحَمَّدِ بْنِ عَلِيٍّ، وَعَلِيِّ بْنِ مُحَمَّد، وَالْحَسَنِ بْنِ عَلِىٍّ، وَالْخَلَفِ الْهادي الْمَهْدِيِّ، حُجَجِكَ عَلى عِبادِكَ، وَاُمَنائِكَ في بِلادِكَ صَلَاةً كَثيرَةً دائِمَةً
Ua salli ‘ala aimmati al muslimin. ‘ali ibn alhusain, Ua muhammad ibn ‘ali, ua ya’far ibn muhammad, Ua musa ibn ya’far. Ua ‘ali ibn musa. Ua muhammad ibn ‘ali. Ua ‘ali ibn muhammad. Ua Hasan ibn ‘ali. Ua aljalafi alhadi al mahdii. Huyayika ‘ala ‘ibadika. Ua umana’ika fi biladika salaatan kaziratan da’imata.
Bendice también a los Imames de los musulmanes: ‘Ali Ibn al Husein, Muhammad al Baqir, Ya’afar as Sadiq, Musa al Kazim, ‘Ali ar Ridha, Muhammad al Yauad, ‘Ali al Hadi, al Hasan al Askari y el Sucesor. Son Tus evidencias para Tus siervos y Tus confidentes en Tu nación (la tierra). Bendícelos, mucho y siempre.
اَللّـهُمَّ وَصَلِّ عَلى وَلِىِّ اَمْرِكَ الْقائِمِ الْمُؤَمَّلِ، وَالْعَدْلِ الْمُنْتَظَرِ، وَحُفَّهُ بِمَلائِكَتِكَ الْمُقَرَّبينَ، وَاَيِّدْهُ بِرُوحِ الْقُدُسِ يا رَبَّ الْعالَمينَ
Allahumma ua salli ‘ala ualii amrika alqa’imi almu’ammali. Ua al’dli almuntathari. Ua huqqahu bimala’ikatika almuqarrabin. Ua aiidhu biruhi alqudusi ia rabba al’alamin.
¡Allahumma!, Bendice igualmente al Tutor de Tu Orden (precepto), al Qa’im, el Levantador esperado y el Justo esperado. Rodéalo de Tus ángeles, los más próximos a Tu Gloria y sostenlo por el Espíritu Santo, ¡oh, Señor de los Mundos!.
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Hermanos, temamos a Allah con el temor de los esperanzados, afirmémonos en el Islam y aferrémonos al asidero más firme. E igualmente, seamos ordenados en nuestros asuntos.
Seguimos una semana más a vueltas con el último envite del sionismo contra la Ummah ejecutado a través de los EE.UU., al reconocer este país a la ciudad de Al-Quds como capital del ente sionista de Israel, contraviniendo impunemente con ello incluso todo lo dispuesto por la legislación internacional que tanto dicen defender -cuando les interesa-, por más que la misma ya de por sí fuera injusta y proclive a la salvaguarda de la ocupación de la tierra palestina por los sionistas.
Seguimos observando como las reacciones de la mayoría de los gobiernos de los países árabes y musulmanes se limitan en el mejor de los casos a simples declaraciones y actos retóricos, que no es que sobren, pero que no significan nada cuando estos no se acompañan de la toma de medidas verdaderamente contundentes contra los protagonistas del envite y contra cualquiera que mostrara su complicidad con los mismos, dentro o fuera de las tierras de la Ummah.
Paralelamente en la tierra palestina se suceden los ataques militares sionistas, las manifestaciones de protesta, la represión de las mismas con múltiples detenciones e incluso asesinato de manifestantes, ante la silenciosa pasividad cómplice de eso que se da en llamar “comunidad internacional”, y sin que todo esto haya sido capaz de desencadenar la tercera Intifada, posiblemente debido a que por una parte ni Fatah, ni la OLP ni el gobierno títere la ANP parecen estar por la labor, y por otra a que la crisis de credibilidad de la mayoría de los dirigentes y partidos palestinos igualmente parece haber hecho mella en la población.
Lamentablemente se constata cómo la reacción popular a la declaración estadounidense de la ciudad de Al-Quds como capital del ente sionista de Israel, en la tierra palestina y en el resto de la Ummah, se presenta por ahora tan contenida como la de los gobiernos de los países islámicos.
En medio de esta situación comprometida para la Ummah algunos siguen a lo suyo sin mayor preocupación por los verdaderos asuntos y problemas de esta Ummah, llegando incluso a caer en lo hilarantemente grotesco si no fuera por lo trágico del fondo de la cuestión.
Hace unos días se propagó por las redes, curiosamente también rebotado convenientemente en las redes sionistas, un video animado de producción saudí en el que se muestra una supuesta invasión militar a Irán por parte de Arabia Saudí.
El cortometraje propagandístico de unos 6 minutos de duración comienza con una cita del príncipe heredero saudi, Muhamad bin Salman, en la que afirma que llevará la lucha a Irán sin esperar a que la lucha llegue a Arabia Saudí.
El cortometraje describe una serie de combates sucesivos por mar, aire y tierra, en los que el ejército saudí hace exhibición, convenientemente destacada en el video, de toda una serie de armamento facilitado por los EE.UU. como misiles Patriot, misiles balísticos Vientos del Este, cazas Typhoon y F-15, aviones de ataque Tornado, aviones AWACS, o carros de combate M1-A2 Abrams, con los que unos virtualmente aguerridos, contundentes y precisos soldados, comandados desde la base de operaciones en Arabia Saudí por Muhammad bin Salman, destruyen implacable y rápidamente todas las defensas iraníes, hasta concluir con una ridícula escena final en la que las tropas saudíes capturan ni más ni menos que al general Qasem Soleimani, que aparece escondido en un bunker temblando ostensiblemente ante la presencia de los soldados saudíes, mientras en Teherán las masas aclaman en las calles a las tropas saudíes como liberadores, portando banderas de ese país y retratos del príncipe heredero Bin Salman.
Estas ridículas criaturas saudíes tienen que recurrir a la ciencia ficción para ver lo que sus ojos ciertamente nunca podrán ver en un mundo real. Pero más allá de la pésima calidad técnica del video, sólo superada por su nula calidad intelectual, por más que la prensa saudí califique el cortometraje de “descripción realista que representa la realidad y el prestigio de las Fuerzas Armadas de Arabia Saudi, y su capacidad para disuadir las ambiciones extranjeras, especialmente las amenazas iraníes”, lo que este video muestra es la realidad de la corrupción moral de buena parte de aquellos que gobiernan a la Ummah y a la cabeza de todos ellos, de aquellos que gobiernan Arabia Saudí.
Es patético que aquellos que se dicen ser los servidores de los lugares sagrados del Islam se dediquen a soñar con "victorias" sobre otros musulmanes en lugar de luchar contra el cáncer sionista de Israel, aunque solo fuera en sueños como el de este vídeo.
La Ummah tiene una herida abierta con la ocupación de la tierra palestina y con ella de la ciudad de Al-Quds, el considerado tercer lugar más sagrado del Islam. Una herida infectada y supurante desde hace ya muchos años y que algunos, dentro de la propia Ummah, pretenden cerrar en falso con una sutura rápida que impida la visión de la podredumbre aunque esta permanezca dentro.
Pero la Ummah también tiene otra grave enfermedad de la que la mayoría, como ocurre con los cánceres silenciosos, no es consciente. Una herida oculta pero infinitamente más destructiva que la herida de la ocupación de Al-Quds, y es la ocupación del Haramain, de Meca y Medina, por parte de unos agentes del colonialismo anglosajón como lo son los Sa’ud y su régimen.
Tras la I Guerra Mundial y después del desplome del Imperio Otomano, Inglaterra funda el moderno estado Saudí confiándolo a esa familia de bandidos bajo dos puntales esenciales: la explotación del petróleo a partir del descubrimiento de enormes yacimientos en la zona de Dammam y una alianza de subordinación política y militar que garantizaba la continuidad del poder británico en esas tierras tras su independencia formal. Tras concluir la II Guerra Mundial los EE.UU. toman el relevo a los británicos fortaleciendo a ese régimen y convirtiéndolo, junto al del ente sionista de Israel, en una de las dos entidades de Oriente Próximo con las alianzas más férreas en el plano político y militar con los EE.UU. y por ende con sus aliados del bloque occidental. Y este apoyo no es gratuito.
A diferencia de la herida abierta por la invasión de la tierra palestina y Al-Quds, la cual resulta más evidente pues supuso una ocupación agresiva y física del terreno por gentes extranjeras, sin ninguna relación con la tierra palestina, con otros idiomas, con otras culturas, con otra religión, la ocupación del Haramain pasa desapercibida para muchos pues para la misma sólo se precisó del dominio de las estructuras de poder utilizando para ello a gentes de la tierra, con el mismo idioma y la misma cultura que los demás, y no sólo no renegando formalmente de la religión del Islam, sino erigiéndose estos gobernantes a sí mismos como los líderes de la Ummah y detentadores de la autoridad en los dos principales lugares sagrados del Islam.
Esta herida interior es mucho más peligrosa pues desde dentro y arrogándose esa falsa autoridad religiosa, los Sa’ud y su corte de ulamas wahabis vienen corrompiendo silenciosamente desde hace décadas al conjunto de la propia Ummah, hasta hacer de ella un cuerpo inerme e incapaz de poder confrontar o mostrar resistencia frente a sus adversarios y enemigos internos o externos.
En los últimos años esta enfermedad viene dando síntomas que debieran alertar a la Ummah de su presencia, sin embargo la mayoría aún no es consciente, o no quiere ser consciente, de ella.
La liberación de la tierra palestina, la liberación de Al-Quds y la cura verdadera de esa herida, es una necesidad para la Ummah. Sin embargo difícilmente podrá llegarse a esa cura sin la cura previa de la otra enfermedad. La Ummah debe darse cuenta de que para poder liberar Al-Quds es necesario que previamente Meca y Medina sean verdaderamente libres.
Para que el tercer lugar sagrado del Islam pueda ser liberado, es necesario que antes también sean liberados el primer lugar y el segundo lugar sagrados del Islam. Mientras esto no ocurra, la Ummah no podrá recuperar su salud.
Alabado sea Allah al principio y al final.
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Hermanos, pido el perdón de Allah y Su Indulgencia de para mí y para vosotros, y pido por el perdón de mis pecados y los vuestros.
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KUL HUA...
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Allahumma acepta nuestros ayunos realizados en este mes de Ramadán.
Allahumma otorga alegría a los habitantes de las tumbas.
Allahumma enriquece a todo pobre.
Allahumma sacia a todo hambriento.
Allahumma viste a todos los desnudos.
Allahumma salda la deuda de todo deudor.
Allahumma consuela a todos los entristecidos.
Allahumma retorna a todos los extraviados.
Allahumma libra a todo prisionero.
Allahumma soluciona todos los problemas de los musulmanes.
Allahumma da curación a todos los enfermos.
Allahumma pon fin a nuestra pobreza con Tu opulencia.
Allahumma cambia nuestro mal estado con Tu buen estado.
Allahumma mantennos firmes en Tu camino, y protégenos de la negligencia en el cumplimiento de nuestros deberes hacia Ti.
Allahumma lo que Tú nos has hecho saber de la Verdad, háznoslo aplicar y lo que de la Verdad se nos ha escapado indícanoslo.
Allahumma infunde temor ante la opresión sobre Tus siervos. Asiste a aquellos que no encuentran protector salvo en Ti. Restablece lo que fue alterado de los dictámenes de Tu Libro. Fortalece lo que procede del mensaje de Tu religión, así como la Tradición que procede de Tu Profeta (PBd).
Allahumma ayuda a todos aquellos que combaten verdaderamente en tu nombre y por tu causa y otórgales la victoria.
Allahumma, apresura la reaparición de nuestro maestro, Imam az Zamaan, Al Mahdi (P), que nuestras almas y las de todos en el universo se sacrifiquen por él, e inclúyenos entre sus ayudantes y soldados. Aamiim.
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Jutba pronunciada por el Presidente de la Comunidad Islámica Duodecimana Baiatullah, Mikail Alvarez Ruiz